lunes, 11 de febrero de 2013

Canciones

Antes de existir Olivia, conocía una infinidad de canciones hermosas. Vivía dentro de un eco de letras y melodías maravillosas que ansiaba cantarle al mundo, a mis amores, a hijos imaginarios, a mí. La palabra "canción" portaba belleza en sí misma.

Después de que Olivia nació, ninguna canción fue lo suficientemente bella. Busco en mi cerebro y sólo encuentro silencio: ninguna canción está a la altura de cómo necesito nombrarla, o llamarla, o besarla. La única canción que la merece es una que le compuso su padre y que sólo él puede cantar.

A mí, la maravilla de Olivia me dejó muda.



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