lunes, 24 de diciembre de 2012

Segundo verano

Hace un año era algo redondito y curioso que se aferraba al barral de su cochecito para absorber el mundo con ojos redondos de quererlo todo y quererlo ya. Sentadas en el parque, una junto a la otra, mirábamos chicos de todas formas y tamaños jugar en el arenero, pelearse, desafiar, intentar, trepar, arrojar, compartir, esquivar; madres de todos los formatos controlar, ignorar, perseguir, permitir, negar, interceder, omitir. Pasamos días y semanas sentaditas frente al mundo, mirando.

Hace un año, las dos fuimos al colegio.

Hoy Olivia corre, sube, baja, trepa, grita, pide, presta, toma, obedece, desobedece, quiere y después no quiere y después quiere otra vez, llama, quiere la "hamaca difícil" (la de los grandes), el tobogán y "lalá pileta" (bailar el vals en la pileta). Presta y pierde el balde, trae y lleva arena del arenero a casa y de casa al arenero, extraña e ignora alternativamente a Sofí, Quiel (Ezequiel), Dinís (Denise), Juli, Mati, Lauti y Marce, pide atención y la niega.


Yo corro, cuido, ayudo, hago lugar, me relajo, permito, niego, habilito, intercedo y omito.


Las dos aprendimos a jugar.





lunes, 26 de noviembre de 2012

CAMBIO DE OPINIÓN

OLIVIA: ¡Matiiiii!
MATÍAS: No te voy a saludar, Olivia.
ANGIE: ¿Y por qué no la vas a saludar?
MATÍAS: Porque no tiene siete.





domingo, 25 de noviembre de 2012

MATÍAS



Matías tiene tres años. Es alto, flaquito y flexible, de pelo largo y sedoso y ojitos oscuros y despiertos. El parque es como su casa, ahí creció, ahí nos conoce a todos y todos lo conocemos. Recorre los improvisados picnics familiares estudiando quién tiene las mejores galletitas y cuando las descubre, pide de ellas sin pudor alguno. También le pide a cualquiera que le ate las zapatillas, lo ayude a subir a la hamaca o lo espere en el tobogán.

Desde que Olivia tenía meses, Matías se hizo presente en su vida. Cuando llegaba en su cochecito, bebé casi peladita descubriendo el cielo y el pasto, Matías se acercaba corriendo y la saludaba con un expectante “hola, Olivia” que claro, no obtenía respuesta.

Una vez, cuando Olivia tenía alrededor de siete meses y estaba sentada sobre su mantita jugando con sus chiches, Matías se acercó de la mano de un hombre mayor y le espetó: “Olivia, saludá a mi abuelo”. Otra vez, estábamos con una Olivia apenas deambulante yéndonos del parque cuando escuché a Matías gritar mi nombre una y otra vez. Nos detuvimos y Matías llegó corriendo, agitado, trayendo una mariposa naranja que quién sabe de dónde había sacado para regalársela a ella.

Hace un par de meses, Matías arrancó una florcita amarilla, de esas que son como solcitos que el pasto te regala porque sí, y se la trajo a Olivia. Tuve que mediar bastante para que Olivia entendiera que era para ella, que la agarrara y que balbuceara algo que Matías pudiera interpretar como un “gracias”. La florcita quedó en manos de Olivia mientras Matías le explicaba: “ahora me tenés que correr”, y salía corriendo esperanzado de que ella lo persiguiera. Olivia arrancó a correr pero enseguida tomó otra dirección mientras Matías agitaba sus brazos, en inútil esfuerzo por indicarle que a quien tenía que correr era a él.

Ayer, Olivia subía y bajaba la montañita del parque cuando vio una de esas florcitas amarillas en el pasto, las mismas, los solcitos. Se quedó congelada mirándola durante un momento. Después, inesperadamente, gritó “¡Mati!”. Sí, "Mati" gritó. Yo, madre incrédula, necesitaba confirmación: hacía al menos dos meses de la anécdota de la florcita, y en la vida de Olivia dos meses son como diez años en la mía. “¿’Mati’ de ‘Matías’, decís? ¿Lo estás llamando a Mati?”. Olivia empezó a buscar por todo el parque al grito de “¡Matiiiii!” “¡Matiiiiii!”. Hasta que lo encontró comiendo galletitas en algún cónclave familiar. Sonrió emocionada y confirmó, nombrándolo plena, segura, por primera vez: “Mati”.

Mati jugó con ella, los dos corrieron alrededor del arenero y de ambos lados del vidrio de entrada del edificio. Olivia subió al tobogán. Matías se puso a jugar con los baldecitos en la arena. Olivia desde arriba del tobogán le gritó “¡Matiiii!”. Matías no le contestó. Olivia insistió: “¡Matiiii! ¡Matiiii!”. Matías apenas levantó la vista y, con un aire de infinita indiferencia, respondió: “¿Qué pasa, Olivia? ¿Qué querés?”.

La histeria, señores, no tiene edad.


MATÍAS II 

(la secuela)



Una madre escribió y publicó el cuento que la otra madre mostró; ambas demasiado adultas, demasiado imprudentes, demasiado expectantes. Entonces las diferencias se hicieron infranqueables: un nene de tres no podía tener semejante lazo, encima público, con una bebé. Durante meses Matías explicó hasta el cansancio que Olivia no tenía siete años, también que su corazón estaba comprometido (“¿ves ese corazón de tiza? Dice ‘Mati y Mica’, ¿ves?”) y que sus intereses abarcaban territorios muchísimo más lejanos que los chiches, las mantitas y los balbuceos de ella. El universo de Mati iba desde sistemas solares inventados (con sus planetas, continentes, países y ciudades) hasta superhéroes conocidos e ignotos, pasando por el alfabeto en inglés dicho al revés y al derecho también. Olivia no acusó el golpe, ocupada como estaba en dominar el lenguaje que usaban todos y comprender su mundo inmediato que quedaba muchísimo más cerca que los planetas inventados por él.

El pelo de Mati siguió creciendo rubio y brillante,  sus ojitos siguieron tan oscuros e inquisidores como antes, pero fueron deteniéndose cada vez más en sus pares, en el fútbol, en su hermano mayor, y cada vez menos en los adultos, en las galletitas y en los bebés.

Olivia creció larga, hermosa, ágil; aparentemente hostil, profundamente tímida. Matías creció veloz, inteligente, indiferente.

Ayer, la suerte volvió a encontrarlos en un mismo lugar. Como muchas otras veces en estos largos pocos años.

Matías cansado por el fútbol, rogando a su madre permiso para meterse en una pileta demasiado fría. Olivia agitada, en una pausa de la carrera hacia ninguna parte que corren a diario las más chiquitas del parque, dejándose calzar una zapatilla.

Mati la vio.

Con curiosidad, con pausa, con dudas, la vio.

Hubo un silencio, un detenerse de todo que seguramente sólo ellos y sus madres registramos.

-        -  ¿Y ahora…  cuántos años tenés?

Olivia llevó sus grandes ojos celestes hacia abajo, como casi siempre que alguien le habla sin avisar, y amagó pero no se escondió tras su mamá. En cambio dudó y lo miró de costado, sin levantar del todo la cabeza, sin asumir ni mostrar su valentía. Respondió con curiosidad, con ganas, como hablándole a un remoto recuerdo. Los ojazos celestes y los ojitos intensos se encontraron ahí, en la mitad del camino surcado por mantas, mates y galletitas.

-         - Cuatro y medio…

Y así quedaron, mirándose un larguísimo instante extrañados,  curiosos,  pensativos. Como si supieran.

Las madres no nos atrevimos ni a respirar.

Pero el partido seguía, las chicas querían volver a correr, los planetas querían volver a girar.

La mirada se desarmó en un segundo y todo una vez más dejó de ser, como si nunca hubiera sido.

Matías volvió, persistente, a pelear con su mamá el derecho a ser valiente como su hermano mayor. Olivia terminó de calzarse la zapatilla y volvió al trote a ocupar su lugar entre las mínimas mujercitas que la esperaban para correr.

No pasó nada, parece.

Pero ahora las mamás sabemos que saben. No sabemos qué es lo que saben, pero saben.



jueves, 22 de noviembre de 2012

Diálogo


- Olivia: ¡Matiii!
- Carolina (8 años): ¡Dijo Mati! ¡Perfecto lo dijo!
- Yo: Claro. Lo re conoce a Mati. Lo quiere mucho.
- Carolina: ¿Pero ellos van juntos al jardín?
- Mati (4 años): No. Yo me la gané para cuando sea grande.

Ah, bue.




miércoles, 21 de noviembre de 2012

Plurales


Tetassss
Nenassss
Hamacassss
Pío píosssss
Papitosssss.
Mamitassssss.

Olivia descubrió el plural.




martes, 30 de octubre de 2012

lunes, 22 de octubre de 2012

Día de la madre


La noche anterior tuve que salir y, por primera vez en meses, la durmió su padre. Lejos del escándalo que temí, las noticias fueron apacibles y serenas como la playa de Santa Ana: la niña cenó perfectamente, jugó un poco y luego tranquilamente fueron apagando los motores, musiquita suave, recostadita en su cama y finalmente sueño calmo. Para cuando entré, la casa estaba en penumbras, sonaba música clásica y la puerta del cuarto de la niña estaba cerrada para abrirse a los pocos minutos dando paso a un padre sereno y feliz.

Tuvimos una noche turbulenta como casi siempre. La niña llamó, vino y cada ¿dos horas? ¿diez minutos? ¿tres horas cuarenta y cinco? pidió, exigió y tomó.

Amaneció pegada al pecho materno como casi siempre también, pero en lugar de regalarme su cotidiana sonrisísima de los buenos días me dio inmediatamente la espalda, se sentó en la cama, dijo “papi”, “mema”, se bajó de la cama y abandonó el cuarto dejándome desolada al grito de “¡¡es el día de la madreee!!”, y “¡¡yo no dormí en toda la noche por vos!!”.

El padre se levantó tranquilamente, me dijo “no seas ídishe mame” y se fue detrás de la niña.

Oi vei. Qué será de mí cuando estalle el Edipo.


miércoles, 10 de octubre de 2012


Glosario:

"Toto": Auto / Tomate / Cualquier cosa con ruedas / Cualquier cosa.

"Abu": Abuela / Abuelo / Nabu (Nahuel, hermanito) / Cualquier niño parecido a Nabu.

"Tlalalá": Tobogán / Cualquier cosa.

"Éto": Esto / Cualquier cosa.

"Upa": Upa / Ya fue / Sacame de acá ya.

"Aaaaavé?": A ver / Tele / Música / Librito / Otra vez / Cualquier cosa.

"Ahitá": Listo. No me jodas más.

"Quesessssto":  Qué es esto / Cualquier cosa.

"Vamosshhhhh": Cambiemos de ambiente-casa-ciudad-planeta / Sigamos a la gata / Subamos al cochecito / Cualquier otra cosa.

"Hama-ca": Hamaca / Jardín / Tobogán / Cualquier cosa.

"Tota": Tostada / Quiero tostada / No quiero tostada / Pan / Bolsa de pan lactal / Dame eso.

"Nene": Nene / Nena / Librito.

"Nena": Idem.

"Bebé": Muñeca / Yo / Estoy contenta tomando teta / Cualquier otra cosa.

"Pamá": Papá / Mamá / Ambos / Cualquier otra cosa.
Mami”: Espejo / Foto / Teta.
"Papa": Papá / Comida / Cualquier otra cosa.
"Abuuuuiii": Abuela / Abuelo / Dejame tocar la computadora.
"Oii”: Olivia / Espejo / Foto / Cualquier otra cosa.
"Oia Oiii": Teléfono / Cualquier cosa.

Teta”: Imperativo inmediato.

"¡Am!": Tengo hambre.
"¡Am am am am am aaaam!": Dame eso otro que hay en la mesa y no la porquería que pusiste en mi plato.
Agggguá”: Me tomo el agua del vaso / Me tomo el agua de la bañadera / Me tomo el agua del lago de Parque Centenario / Dame la botella de agua que la revoleo / No quiero agua / Cualquier otra cosa.

"Caca": Hice caca / No hice caca / Pañal.
"Caca no": Ídem / No me jodas con el pañal.
"Oooolio": Botella de óleo calcáreo / Dame eso que lo revoleo / Me cambiás el pañal si me das eso.

Pío pío”: Pájaro / Paloma / Pato / Gato / Perro / Cualquier otra cosa.
Guau”: ídem.
Miau”: ídem.
"Ñáááá": asustame.
"Pum": revoleame.
"Onooo": completá con "dos, tres" y revoleame.

 Noninononó”: No me dormís ni a ganchos.
Noni”: Ídem.
Pu”: Este osito ya no me duerme. / Este osito me importa un pito / ¿Quién?

"Aaahdltlelelé": ?

"Ajajá ja jajá": sí.
Nono”: no.
No”: no.
"¡AAAAAAAAH!": Te dije que no.
Eto no”: Esto sí.


viernes, 5 de octubre de 2012

Buen día


Olivia duerme en una cama sin barrotes y con la puerta entreabierta desde hace tiempo. Cuando se despierta grita, llora, llama o pregunta “¿éte?”. Salvo hoy, cuando al salir sigilosamente del baño me encontré con una especie de enano de jardín esperándome en la puerta que en candoroso y somnoliento silencio me tendía su osito de peluche. 
Casi me da un infarto.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Desconcierto


Llegar a casa después de algunas horas y encontrarme con esa suerte de bonsai de persona que no puedo entender a qué especie pertenece. Verla correr enloquecida al grito de “mamamamamá”, los  hoyuelos en su carita de torta color blanco Ucrania, los pasitos cortitos y agitados y los brazos hacia atrás como si fueran alitas. Ver cómo juega a esconderse en el pasillo para asustarme apareciendo de golpe al grito de ¡¡ñááááá!!... No hay caso. Un año y cuatro meses después, sigo sin entender muy bien de qué se trata esta maravilla. 

martes, 11 de septiembre de 2012

plaza


No sabía lo que eran la expectativa, el candor ni la emoción hasta que los conocí hoy en los ojos de Olivia frente a unas nenas más grandes que tal vez, tal vez le prestaban un poquito de atención.



viernes, 7 de septiembre de 2012

Rutina laboral


Lunes: me quedo a trabajar en casa, encerrada en el dormitorio (el ínfimo estudio cruza de cuarto del hijo de mi marido con estudio musical lleno de instrumentos con depósito de cajas y papeles, libros, y carpetas, no es una opción). Cada 20/25 minutos al otro lado de la puerta se escucha “mamá”. Todas las veces contesto y le pido a Angie que le abra (no voy a dejarle la puerta cerrada en la cara a mi propia hija, Dios no permita), Olivia entra corriendo, me pide upa, manotea la notebook invocando a la “abui” (la abuela, mi madre, que la deja tocar el mouse, golpear el teclado y básicamente reventar su computadora), me pide teta, camina por toda la cama y finalmente Angie tiene que sacarla casi llorando. Veinte minutos después, al otro lado de la puerta, vuelve a oírse: “mamá”… Y así. 
Angie: “y sí, ella está tranquila, pero como sabe que estás acá, viste…”

Martes: me voy a trabajar al bar. Al mediodía siento hambre, culpa y nostalgia. Vuelvo justo cuando Olivia estaba sentada en su sillita a punto de comer. Olivia me ve y enloquece, no sabemos si de júbilo o de locura nomás, me tira los bracitos, pide teta, Angie le interesa menos que nada y la comida menos que Angie. La escena termina en llanto, teta y Olivia que no come. 
Angie: “siempre come bárbaro, pero como llegaste justo…”

Miércoles: desde el bar, le mando un mensajito a Angie: “avisame cuando terminó de comer y voy”. Respuesta: “ella come a la una”. Espeeero… espeeero… me muero de hambre y de ganas de ver a Olivia, pero sé que tendré que seguir trabajando cuando llegue así que mejor no irritar los ánimos. A las dos de la tarde pienso que fue tiempo suficiente, vuelvo a casa. Entro. Silencio y vacío. La puerta del cuarto de Olivia cerrada. Sigilosamente dejo mis cosas y pretendo servirme el almuerzo cuando aparece Angie desde el cuarto seguida de Olivia que viene al grito de “mamáááá”. ¿No estaba durmiendo? 
Angie: “estaba justo justo por dormir, pero te escuchó la llave en la puerta y ya no se durmió”.

Jueves: Desde el bar, le mando mensaje a Angie: “avisame cuando ya se haya dormido”. 
Angie: “la acabás de despertar con el mensaje”.

Viernes: Me quedo en casa todo el día y me importa un choto si Angie se las ve negras para que yo pueda trabajar, Olivia coma, duerma la siesta y baile el vals. Por suerte mañana es sábado y desde las siete de la mañana que me ocupo yo. 

jueves, 6 de septiembre de 2012

Mientras yo trabajo encerrada en el cuarto

Padre de Olivia: La verdad, hijita, ¿querés saber la verdad?
Olivia: ...
Padre de Olivia: La verdad es que Osías es un osito hinchapelotas.
Olivia: Uh...

miércoles, 11 de julio de 2012

Segundo invierno


El primero fue nadar con un bichito incomprensible entre sábanas rojas, mirarnos las dos desconcertadas, descifrar cómo la vida y manos ajenas nos habían depositado acá, dejándonos caer después de un ciclón, en esta cama, frente a esta ventana. Frío afuera y adentro el rojo de las sábanas y de la lámpara. Calor, belleza, revolución. Calor y caos, y afuera el hielo.

martes, 24 de abril de 2012

Desesperación dominical


-       -  Mirá qué hermoso domingo, mi amor.  Vamos a pasar un día hermoso las dos juntitas.
-        - Aj glblgblll prrr…
-        - Pero primero vos me vas a acompañar a ordenar un poco todo esto, mirá qué lío que hay… No se puede vivir así. Así que vos te vas a quedar acá jugando un ratito mientras mamá ordena un poco.
-        - Gllglglbbl…
(MÚSICA DE CHICHES)
-       -  Liiiisto… Ahora vas a venir con mamá a la cocina mientras lavamos toooooda la vajilla de casa… Vos te quedás saltando acá en el Jumping, sí?
-        - Pffffffffffff ahahahah… mamamamama… ¡¡¡Aaaahhhhh!!!
-        - ¿Ya te aburriste? Falta poquito hiji, perá, dos platitos más…
-        - ¡¡¡¡¡Aaaaaaaahhhhhhh!!!!!
-        - Bueno, bueno, dejamos los platitos… Quedate acá en la cunita mientras mamá dobla toda tu ropita.
-        - ¡¡¡Aaaaaaaaaaaahhhhhh!!!
-        - Te pongo María Elena. Dale. María Elena.
Ya laaaa luuuunaaa baja en camisooonnn…
-        - Blblgl…
-        - Qué liiindo María Elena, muy bien… Juegue, mi amor, que mami barre un poquitito…
A bañarse en un charquito con jabooooon….
-        - Blbl… tatá… tatá… ¡tatatatatá!
Ya la luuuna en puntas de pieeeee…
-        - ¡¡tatatatataaaaaaaaaa!!!!
En una tacita china toma tééé….
-        - ¡¡¡TATATATATAAAAAAAAA!!! ¡¡¡AAAAAAhhhhhhhh!!!
-        - Bueno, bueno, listo, ya está María Elena. ¿Vamos de paseo? Sí, vamos de paseo. Perá que mamá se viste y…
-        - Aaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhh
-        - ¡¡Esperá que se viste!! Es un segundito nomás… ¿Qué remera me pongo?
-        - ¡¡Mamammamamamamaaa brrrrrrrrrr!!!
-        - ¡Cualquiera! Ésta está manchada con papilla… No importa…
-       -  Bglbgl… prrrr… prrr…
-        - El bolso, la mamadera…
-        - ¡¡AAAAaaaaaahhhhhhhhhh!!!!
-        - ¿Dónde está la mamadera, puta madre?...
-        - Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh
-        - ¡¡Ya vaaa!! Enseguidita vamos a salir por ahí, vamos a la plaza, ¿¿te acordás que te gusta la plaza?? ¿¿Te acordás??...
-        - ¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!
-        - ¡¡Yaaaa!! ¡¡Un segundito!! ¿Y el otro zapato? ¿Dónde tiraste el otro zapato?
-        - Prrrrr… blblblblb…
-        -¡Noooo! La media no! No te saques la media!!
-        - ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
-        - Esperá un segundito, ¡¡piedad por favor!! Ya estamos, ya… ¡El vasito! ¿Dónde mierda está el vasito? Esta agua está desde ayer, la cambio…
-       -  ¡¡¡¡AAAAAaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!
-        - ¡La cambio, la cambio, un segundito!... El cochecito, ahí ta… ¿Viste qué lindo el cochecito?...
-        - Pfffff… tatatatatatata… tatatatataaaaaaaaaaaaaaa… ¡¡tatatatatatatatataaaaaaaaaa!!!!!
-        - ¡Es para salir, no grites, vamos de paseo!... El ratón, dónde está el ratón… ¡Siempre le falta una pieza al puto ratón! ¡Ya vamos hija, te lo juro! Me pongo el otro zapato…
-        - Mdmdm… mamapapapamamamamamata… ¡ah! ¡Ah!
-        - ¿Hace frío? Perá, te abrigué poco… La camperita y vamos, vamos… ¡Las llaveeees! ¡Necesito las llaveeeees! Ya vamos, ya vamos… No me grites… ¿Vos te hiciste caca? ¿Ahora??
-        - AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
-        AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH… Qué lindo domingo vamos a pasar…
¡BLAM!

martes, 17 de abril de 2012

Plegaria para Olivia dormida

Olivia duerme con su pañalito hinchado, los bracitos extendidos a los lados, las piernitas semiflexionadas hacia los costados. Su mejilla parece aún más redondita porque siempre duerme de perfil. Sus pestañitas largas y oscuras no se mueven. Su boquita redondita tampoco. Está entregada al sueño, a la luz, al viaje. Es pura paz blanca.
Olivia no duerme, flota. Yo no me animo ni a besarla por miedo a ensuciar su vuelo.
Y me pregunto cómo se puede amar así.

domingo, 1 de abril de 2012

Cotidiano desesperado


A ver, es así: la casa es un caos insoportable, ni siquiera yo (que tengo aguante para el caos) lo puedo resistir. Ella grita, se queja y pide atención (claro, pobre, tiene mocos y le están saliendo un montón de dientes todos juntos). Trato de ordenar y limpiar mientras la entretengo con algo (¿¿¿cómo hace Angelina??? Ehhh???). Logro terminar de lavar los platos entre el estruendo de tapas de ollas y cucharas arrojadas al piso una y otra vez, justo cuando los gritos ya se vuelven insoportables. Pienso: "lo que tengo que hacer es aprovechar cuando se calme y ordenar rapidito". Se calma. En vez de aprovechar, me desmayo en la silla a quejarme por Facebook o similar, pensando "enseguida me pongo a ordenar". Por supuesto, ella está gritando mucho antes de que yo haya terminado la segunda frase en Facebook. El infierno de Sartre un poroto. Y encima es hermosa.

¿Qué es ese sospechoso silencio? Ah, se está comiendo un pañal.




A ver, tengo dos opciones: me desmayo en la cama o me baño. Saquemos cuentas: si me baño ahora, me duermo con el pelo mojado y mañana parezco un payaso, además de correr el serio riesgo de desmayarme de agotamiento en la ducha y de que ella se despierte con mocos dentro de una hora o dos y yo no haber dormido ni siquiera ese rato. Si no me baño ahora, teniendo en cuenta el feriado, las anginas de la niñera, el trabajo de mi marido, mi propio trabajo y por supuesto, el temperamento de ella, faltan... exactamente dos días para que vuelva a tener oportunidad de hacerlo. Eso siempre y cuando dentro de dos días no esté urgidísima con alguna situación laboral u hogareña que postergue la ocasión un día más. ¿A alguien le sobran un par de litros de colonia? No hace falta que sea importada.

domingo, 19 de febrero de 2012

viernes, 10 de febrero de 2012

Luis Alberto




Plegaria para un niño dormido
quizás tenga flores en su ombligo
y además en sus dedos que se vuelven pan
barcos de papel sin altamar.
Plegaria para el sueño del niño
donde el mundo es un chocolatín.
Adonde vas
mil niños dormidos que no están
entre bicicletas de cristal.
Se ríe el niño dormido
quizás se sienta gorrión esta vez
jugueteando inquieto en los jardines de un lugar
que jamás despierto encontrará.
Que nadie, nadie, despierte al niño
déjenlo que siga soñando felicidad
destruyendo trapos de lustrar
alejándose de la maldad.
Se ríe el niño dormido
quizás se sienta gorrión esta vez
jugueteando inquieto en los jardines de un lugar
que jamás despierto encontrará.
Plegaria para un niño dormido
quizás tenga flores en su ombligo
y además en sus dedos que se vuelven pan
barcos de papel sin altamar.


(Luis Alberto Spinetta, que no se fue)